Nos entregan un Nuevo Testamento para que lo arreglemos pero procurando no cambiar demasiado, salvo que sea necesario, su aspecto original.
Lo primero que tenemos que hacer es evaluar lo que es importante restaurar y lo que podría quedar igual sin demasiado riesgo a que se nos vuelva a estropear.
Tenemos un libro encuadernado en tela con la técnica del gofrado no demasiado gastado y, que en un principio, queremos conservar.
El lomo definitivamente hay que sustituirlo y los cuadernillos parece que están sin rasgar. Es probable que esto sea así porque están cosidos con una de cinta de refuerzo que ha impedido que el uso los haya roto.
Lo primero que vamos ha hacer es quitar el lomo con un cúter con el fin de poder trabajar con las cubiertas sueltas y con el cuerpo del libro por separado.
Comprobamos que efectivamente los cuadernillos no necesiten arreglo, quitamos con un poco de calor los restos de cola que pudieran tener, encolamos nuevamente y ponemos cabezada, tarlatana y fuelle.
Mientras el libro está secando separamos cuidadosamente los laterales de la cubierta con el fin de introducir entre el cartón y ésta la piel/tela que vamos a utilizar. En este caso hemos elegido una piel sintética color marrón oscuro con el fin de darle un toque un más actual y diferenciar claramente lo que hemos restaurado.
Encolamos
Y cuando esté todo seco y revisado, le pegamos el libro.
Con el fin de igualar y proteger el desgaste que tiene, le hemos dado un poco de óleo negro con una muñequilla de algodón y dejamos secar.
Así nos ha quedado